CAMILLE
CLAUDEL
Camille Claudel, una
escultora cuya creatividad deslumbró a Rodin hasta el punto de que él llegara a
decir de ella que no necesitaba maestros dado que sus obras impresionaban como
si se tratara de seres vivos más que de barro, tuvo una existencia más
tormentosa aún desde el momento en que
se convirtió en la amante de Rodin. En su familia originaria el único que creía
en sus potencialidades creativas era su padre quien la apoyaba moral y
económicamente para que ella pudiera compartir un estudio modesto con otra
mujer extranjera que también esculpía. Su madre en cambio, nunca reconoció el
talento de su hija a quien consideraba una excéntrica, una desgracia porque su
hija se comportaba con una libertad que
sólo podían permitirse los hombres. Ella era capaz de salir de noche
sola para robar un barro especial para hacer sus esculturas llevándolo a su
casa en una maleta, desaparecer de su hogar familiar sin dar ninguna
explicación, llevar una vida que sólo se entiende si se considera la entrega
apasionada que Camille Claudel ponía en sus obras. Ya desde pequeña hacía
pequeños esqueletos de barro y los cocía en el horno de su casa, conducta que
hizo decir a su madre que su hija tenía la locura del fango.
EL VALS
Ella abandonó la Academia , hecho no insólito
en muchos artistas creativos que no se plegaban a las exigencias académicas
convencionales e iniciaban una trayectoria creativa individual. Pero un
profesor suyo le pide a Rodin que le dé clases particulares y cuando éste se
presenta en el pequeño estudio de Camille, se queda impresionado por la
vitalidad de sus esculturas pero no le reconoce ningún mérito, sino que intenta
desvalorizarlas de algún modo y se limita a hablar de sí mismo. Ella se da
cuenta de eso y siente una gran antipatía hacia Rodin a quien considera pedante
pero al que le dice antes de que se vaya que quiere trabajar el mármol. Con esa
intención va un día al estudio de Rodin a buscarlo. Elige justamente un tipo de
mármol muy difícil de trabajar porque un golpe mal dado podía destrozar toda la
pieza. Cuando Rodin se entera se queda más impresionado aún por la audacia de
ella y ni qué decir la admiración que siente cuando ella le lleva la escultura
de un pié para que él la firme, costumbre muy típica de grandes maestros que
firmaban obras que eran de sus alumnos. Rodin dedicaba gran parte de su tiempo
a relacionarse con personajes políticos de quien esperaba obtener beneficios
para seguir promocionándose y exigía a los alumnos de su estudio que hicieran
el grueso de sus obras y él le daba los toques finales.
Cuando comienza su relación
amorosa con Camille, ésta sabe que es un hombre que está comprometido con una
mujer a la que nunca abandonó, a pesar de ser un reconocido libertino que tenía
aventuras con todas sus modelos y cuya sensualidad había sido comparada con la
de Víctor Hugo. Camille se entrega a él de manera que deja de trabajar en su
propia obra para dedicarse a ayudar a Rodin a completar las suyas. En
principio, apoyada por su padre, quien aprueba que ella vaya a trabajar con Rodin
a Paris, pensando que así su hija sería reconocida en lo que valía. Pero cuando
se da cuenta que su hija en un año no produjo ninguna obra propia, que faltaba
poco tiempo para que se abriese una gran exposición donde ella podría haberse
dado a conocer, le llama la atención y le dice que ella no necesita a Rodin
para existir, que ella ya era creativa antes de conocerle, que ella es una
Claudel, que ellos son diferentes. Sospechando que Rodin se aprovecha de ella,
le pregunta si le está pagando por su trabajo –no recibía dinero de Rodin- y le
dice que no es conveniente que los vean mucho juntos porque daría lugar a
murmuraciones. El padre sabe lo que sucede entre ella y Rodin y también sabe
que éste no permitirá que su hija lo supere. Hay una escena muy emotiva entre
la hija y su padre cuando éste le dice que cuando él falte ella no tendrá a
nadie que la apoye. Lo cual es tristemente verdad. Ni su época, ni su madre ni
su hermano pueden comprenderla.
SAKOUNTALA
La relación con su hermano
Paul es muy entrañable para ella. Él es un anarquista tímido en principio que
agradece que su hermana le haya dado a conocer a Rimbaud, no puede enfrentarse
a una madre despótica y a un padre que lo desprecia. Finalmente encuentra en el
catolicismo un recurso que lo salva y en Dios un padre en quien creer. Quiere
ser escritor y tener éxito. Dentro de su
familia el espacio del reconocimiento estaba ocupado por su hermana quien tenía
fascinado a su padre. Sin embargo, cuando quiso huir de ella, encontró el apoyo
de su madre quien siempre pensó que Camille era una mala influencia para Paul.
Éste empieza a dedicarse a la política gracias a una recomendación de Rodin y llega a ser
vicecónsul además de un escritor famoso. Mientras tanto la relación entre
Camille y Rodin va pasando por el tormento de la rivalidad que siente él siente
por ella, a quien admira por su fuerza creativa de la que él se siente carente
y reconoce que ella se ha convertido en su única fuente de inspiración. Pero no
puede admitirlo frente a ella misma. Una escena de la película los muestra
enfrentados y ella llega a decirle que él está celoso de su obra, él intenta
hacerle creer que ella lo copia, pero ella sabe que no es verdad. Critica a
Rodin que dedique gran parte de su tiempo a tener reuniones sociales con
personajes políticos y ella se niega a acompañarlo, sólo quiere trabajar y
crear. Un embarazo llega a complicar su existencia, le pide a Rodin que se case
con ella pero éste no responde. En un momento determinado la mujer de Rodin se
presenta en el estudio de Camille e intenta matarla. Le dice que nunca lo
tendrá. Camille le pide a Rodin que elija entre su mujer y ella. Él tampoco
puede decidirse y después de algunas rupturas, alejamientos y nuevos
reencuentros entre ambos, él le dice que se acabó la historia, que no quiere
más complicaciones sentimentales. Camille va a buscar refugio en la casa de su
hermano y le cuenta que ha abortado, que le deje quedarse en su casa por unos
días, pero no encuentra al hermano que ella dejó sino a otro muy cambiado,
convertido al catolicismo y muy rígido. Ella entra en un proceso de deterioro
cada vez más grande, se encierra, se abandona, bebe. La rescata un marchante que
cree en ella y le da la oportunidad de exponer en su propia galería. En esa ocasión
se presenta su hermano con intención de promocionarla y le hace un discurso de
presentación aludiendo al poco favor que Rodin le había hecho, cuando ella se
presenta medio ebria, vestida como una cocotte, escandalizando a su hermano y a
todo el público que estaba presente. Paul se marcha humillado y avergonzado sin
despedirse de ella, hecho que la deja absolutamente sola, sin ningún apoyo
familiar, dado que su padre había muerto poco tiempo antes. Unido al hecho de
que en la exposición no se ha vendido ninguna de sus obras, la marcha de su
hermano termina de hundirla. Se encierra en su casa, tapia todas las ventanas,
destruye las obras de yeso que tenía –algunas muy hermosas-. Se salvan las que
ella dejó a su marchante, obras de mármol y de bronce. Pierde todo interés
vital y sin embargo, no deja de ir a espiar a Rodin cuando vuelve a su casa,
sin que éste la vea. El abandono de Rodin le desencadena un delirio paranoico
que le hace pensar que Rodin y su camarilla quieren perjudicarla, que maquinan
contra ella y comienza a perder todas las oportunidades donde Rodin quiso
ayudarla, por ejemplo cuando la invitó a ir a Viena a exponer, siendo la
primera mujer que accedía a ese honor, honor que ella rechazó, entre otros.
En fin, la historia termina con que su hermano a petición de su madre la hace internar en un manicomio. La rivalidad de su hermano con ella queda expresada en una frase que él dice: “yo he triunfado, ella no”. Es desgarradora la escena donde se la llevan al manicomio frente a la mirada durísima y fría de su madre y su hermano que no parecen conmoverse en absoluto frente a la mirada desesperada de ella. En el manicomio permanece treinta años encerrada sin recibir ninguna visita de nadie. En una carta que ella envía a su hermano le dice que los manicomios son una fuente de infelicidad, le habla de la ternura que siente por él, le pide que vaya a visitarla, y le advierte que se cuide de Rodin en un tono que delata su paranoia.
EL ABANDONO
En fin, la historia termina con que su hermano a petición de su madre la hace internar en un manicomio. La rivalidad de su hermano con ella queda expresada en una frase que él dice: “yo he triunfado, ella no”. Es desgarradora la escena donde se la llevan al manicomio frente a la mirada durísima y fría de su madre y su hermano que no parecen conmoverse en absoluto frente a la mirada desesperada de ella. En el manicomio permanece treinta años encerrada sin recibir ninguna visita de nadie. En una carta que ella envía a su hermano le dice que los manicomios son una fuente de infelicidad, le habla de la ternura que siente por él, le pide que vaya a visitarla, y le advierte que se cuide de Rodin en un tono que delata su paranoia.
Es propio del delirio
paranoico hacernos creer en la cordura de quien sostiene el discurso, excepto
por ese desliz donde aparece la persecución. La locura de Camille, mezclada con
su extraordinaria lucidez para captar las verdaderas motivaciones de Rodin,
seduce y aterra a cualquier persona que
no sea psicótica. La extraordinaria creatividad artística del psicótico, la
agudeza psicológica, su convicción de saber sobre los motivos más inconscientes
de los otros al punto de convertir la certidumbre en certeza, la audacia de
saltarse las convenciones y prescindir totalmente de la opinión ajena para
vivir de acuerdo con sus deseos, hacen de la psicosis de Camille un poderoso
atractivo que la hace inolvidable pero de la que hay que huir porque no conoce
límites entre ella misma y el otro y convierte sus deseos en exigencias que
cuando no son satisfechas se vuelve violenta. Unido a su entrega absoluta en el
amor, la psicosis muestra la falta de separación entre uno y otro, colocando al
sujeto del lado de la alienación, dado que la operación de la separación es
necesaria para construir una subjetividad propia separada del Otro fundamental.
Ambientada antes del 1900,
la historia de vida de la hermana del escritor Paul Claudel, es más de las
tantas historias trágicas de mujeres que
han sufrido el entrecruzamiento de una manera particular de amar sin límites y
la falta de entendimiento de una época que no permitía a las mujeres una existencia
que no estuviera destinada al matrimonio para quedar bajo la tutela de un
hombre. Amar sin límites para el prejuicio popular es índice de vínculos
apasionados con la carga de idealización que nuestra cultura les proporciona,
pero el apasionamiento también participa de la alienación en el otro,
característica que comparte con la estructura psicótica. La psiquiatría del
siglo XIX sólo consideraba la reclusión en un manicomio a las mujeres que se
salían de la norma, mientras que los hombres afectados por procesos
psicológicos similares, quedaban en la sombra. ¿Cual hubiera sido la vida de
Camille si hubiera contado con una psiquiatría dinámica que hubiese apoyado su
creatividad, la hubiese contenido como un nudo que sujetara su subjetividad,
con un medio social que considerara a las mujeres sujetos con derecho a las mismas oportunidades que los
hombres? Seguramente su vida hubiera sido otra y nosotros podríamos disfrutar
de toda su producción artística, que su desesperación la llevó a destruirla. Lástima… porque lastima tanto sufrimiento
estéril y tanta creatividad destruida.